lunes, 23 de julio de 2012

No lo valoramos (valoro)

Empiezo mal, creo que en el fondo sí; todos los que hemos hecho deporte de una forma u otra acabamos teniendo lesiones. Los que de ello - el resudar prácticamente a diario - hacemos modo de vida, más. Pero creo que los que lleguéis a leer estas líneas habrán pasado por ello.


Obvio lo de que hay cosas peores en la vida. Por eso, por obvio. Lo digo porque siempre hay quien te recuerda que es peor un cáncer que una rodilla jodida, como si uno no lo suoiera. Pero no faltará quien lo comente, cuando te ve con cara de champiñón por el hecho de no poder salir machacar cunetas por esos mundos de Dios. Y no porque uno lo publique, es que el mero hecho de estar "al vermú" limpito sin la ropa manchada de sal y mosquitos pegados en la cara, incita a que te pregunten vecinos y allegados varios.


Hay lesiones invalidantes. No digo graves, peo sí de éstas que no te dejan hacer nada porque duele y mucho. Ejemplo, una rotura de fibras, viejas conocidas del menda. De esas haylas de colores, pero siendo pestosas acabas doblegándolas. O manteniendo una relación como la del chiste del que agarra de los huevos al dentista ("mejor no nos hacemos daño...").


Luego están las que "dejan hacer". Las de "me molesta la rodilla pero no me para". En una de esas estoy, dolor recurrente cuando me aprieto pero de los que deja hacer. Son las chungas.


Te haces tu mierda de IM anual(por rendimiento, no por como está organizado el evento), y cuando vuelves cumples la promesa de mirarte lo que te molesta:
Resomancia+traumatólogo = 3 meses de reposo absoluto, posible infiltración y posible operación. Sin dudar del conocimiento e intención del que me prescribe lo mejor para mi rodilla, medidas putas.


Resonancia+osteópata (Juanvi, inmejorable entrato y conocimientos) = 3 semanas sin hacer nada que no sean isométricos. Algo de elíptica al tiempo y volver a la bici a pocos: llanito, plato pequeño y tranquilidad.


Todo este rollo para decir que he vuelto a montar en bici. Por puro placer de dar pedales, ni para entrenar (que me gusta, pero no hay planteamiento alguno) ni estoy para ir con gente (que me encanta pero no llego). Se trata del mero hecho de salir a sentir de nuevo la sensación de moverme sobre el asfalto con el único esfuerzo que mi cuerpo-escombro es capaz de hacer.


Me doy cuenta de que no hay nada como estar un mes mirando tu bici sin tocarla para valorar un triste salida de una horita a ritmo de pedo burra. Por cierto, con dolor. Lo que me siembra dudas por todas las bandas, reposo vs movimiento.


Por salud mental propia, y la de los que me rodean... iremos a lo segundo.


El día que me muera donaré mi rodilla a algún enemigo :-).

viernes, 15 de junio de 2012

Extrememan Salou 2012. Acabado.

A gatas, pero acabado.

No me siento orgulloso ni satisfecho, una cosa es sufrir a lo largo del día - algo inevitable - y otra cosa arrastrarte desde el km 10 de la maratón sin poder meter nada al cuerpo.

Preparación.
Cambios en el entorno laboral han hecho que mis salidas en bici a mediodía hayan sido cercenadas de raíz y sustituidas por sesiones de spinning - alguna vez colectiva, las más en solitario - a primera hora de la mañana. Entre eso y salidas dominicales, he conseguido llegar a un estado de forma aceptable. Y con la rodilla jodida.

La carrera a pie ha estado lastrada por una rotura de fibras que me tuvo sin correr casi dos meses, no acababa de curarla bien. Hasta Semana Santa no pude correr, hacerlo con regularidad y más distancia ha sido una labor muy trabada. Muchas sensaciones intimidatorias a la que metía un poco ritmo, al final he hecho pocas tiradas largas y nula calidad. Una lástima, porque en otoño estaba reencontrando sensaciones ya olvidadas de correr ágil y disfrutando.

En natación, dupliqué dedicaciones respecto al 2011: he ido 4 veces a la pisci. En definitiva, mucho madrugón, mucho mal-comer y poco entrenamiento invisible. La proporción cerveza-isotónico debe andar por el 1:129102398209048249.

Días previos.
Tras un año en el que no bajaba de peso ni a tiros, en las últimas semanas me acerco a un 78 bastante majo. Hago la última salida en bici el domingo previo, salgo con la peña (GC Flandes, tan cabrones como yo si pudiera, je je) con la que me fustigo los domingos. Hago media ruta, por no cargar de más. Tras comida familiar en casa, salgo con mi cuñado a dar un rulo en BTT, en plan "Verano Azul" y me empieza a doler (¡llaneando!) de forma insistente y aguda la rodilla derecha, que ya me ha estado emitiendo avisos durante todo el año. La sensación inmediata es de desolación, el lunes aún me duele.

A base de hielo y Traumeel, y de reposo, voy mejorando hasta el punto de que ya no me duele nada. Pero el miedo me lo mete en el cuerpo.

Preparación de la logística, sencilla en este caso, y el viernes salimos zumabando para Salou. Alojamiento en el Camping - un acierto, a metros de boxes y tranquilo - cena en familia junto a Carlos Ramírez, y a dormir.

El sábado previo, entre recogida de dorsal, baños en la playa, cervecitas con paella en buena compañía, y check-in de la bici, se pasa rápido y placenteramente. Tenemos ocasión de conocer en persona a Esteban, alias Bulder; un auténtico placer tener ocasión. A destacar las facilidades de maniobra en este triatlón, todo resulta sencillo y rápido. Algo que yo valoro, se me hacen muy pesados los IM's en los que para cualquier tontería hay que hacer una cola de media hora.



Tras cena ligera (comimos como animales), a las 11 a la piltra. A descansar lo más posible, los días anteriores he dormido poco y mal.

Día D.
Me había puesto el despertador a las 4.40, cosas buenas de dormir a 3 manzanas de la salida. A las 3.30 ya estoy en pie echando una meadita, quedo en duermevela hasta cerca de las 4.30. Desayuno, voy al baño, etc. Me sobra tiempo, tanto aquí como en boxes. Siempre me pasa lo mismo, voy con la paranoia de no tener tiempo de hacer todo y al final me sobran unas horas que se me hacen laaaaaaaaaaargas de cojones.

Natación




A las 6.30' salimos desde la playa de Salou. Sensación agradable de estar entre amigos, me despido de Carlos y Esteban y de algún conocido suyo más para, tras una serie de cañonazos meternos en el agua. Noto que he perdido la emoción que antes me embargaba en momentos así. No sé si es que estoy encontrando en esto una rutina vital más, esto da ya para una reflexión que ahora no viene al caso. Como siempre, dado que no uso el neopreno ni dos veces al año, me noto rarísimo e hiperventilado. En la primera boya, demasiado cerca de la salida para mi gusto, hay un atasco que me agobia un poco. Se solventa bien y a partir de ahí se nada bastante tranquilo.

Se me hace un poco larga, cosa lógica teniendo en cuenta que cada vez me mojo menos. Cuando salgo miro el reloj (no había puesto el crono) veo que son las 7.31'. Sí, es más corta, aquí el menda no nada todo eso en poco más de una hora ni de con lo que toman los del Sky.



T1
Muy cómoda, bolsas y carpa están a un metro; se hace rápida aun siendo un torpón como yo. Lo que más tiempo lleva es limpiarse bien lo pinreles.

Bici
Finalmente con la de carretera. Casi un cara o cruz, hubo muchos momentos en los que pensé llevar cabra. De hecho, una vez acabado, sigo dudando. Salgo bajo lluvia y cielo muy negro. No me importa rodar con lluvia cuando no hace frío, si bien dificulta las bajadas. Y me ensucia la bici para meses, mis limpiezas son semestrales.

Los primeros kilómetros son prácticamente llanos; se sube algo pero de forma casi imperceptible. A partir del km 30 empieza lo realmente bonito. El puerto de La Mussara es de los que los cotrocos como yo suben aceptablemente; es un ascenso continuado de 10 kms en torno a un 6-7%. Bonito de verdad, por vistas, por vegetación, por sus curvas de herradura... sin calentarme no hago más que pasar gente; más que por mi nivelazo en bici por lo contrario nadando.

En las subidas voy más tiempo de pie que lo que es habitual en mí, la rodilla molesta - sin llegar a doler - y noto que así lo hace menos si voy sentado. Los siguientes kilómetros alternan bajadas y llanos en el altiplano que hay al coronar. Se desciende ya definitivamente para entrar en una zona rompepiernas realmente bonita.

Se puede rodar aceptablemente rápido. Cada poco hay una subida algo más larga, pero que siguen la tónica general. Pican pero no matan, los porcentajes nunca son excesivos. Hacia el 140 se llega a la subida a Gratallops, que era el coco. En ésta si hay porcentajes mayores, pero es corto y se puede subir sin sufrir demasiado. Mejor que luego los repechos de carretera general, de éstos que en coche pasas a 120 km/h y en bici no sabes muy bien que marcha poner.

El último obstáculo es Coll-Roig, tachuela también preciosa y con suaves procentajes pero que a estas alturas ya se agarran a alguno. Descenso sencillo y disfrutón para llegar a la parte más anodina, los últimos 25-30 kms hasta Salou. Rectas de carretera general con aire soplando, en función del giro tomado ayudaba o no.




A falta de unos 10 kms se me mete un bicho en el casco. Instintivamente meto la mano entre los huecos y me arrea un picotazo que bien me jode. Soy alérgico a las avispas y abejas, con lo que me temo que se me ponga como una morcilla. Me quito el casco en marcha para soltar al inquilino sin recordar que llevaba ahí las gafas, que se me caen y quedan atrás cuando iba a más de 40 km/h. Toca parar e intentar recogerlas, a poco me las machacan un par de coches. Retomo pedaleo cagándome en todo y ya soltando patas. Llego bastante entero pero con sed, el viento es calentorro.

T2
Tranquila, el dedo me jode pero menos de lo habitual, cuando me han picado en un brazo o pierna la hinchazón es 10 veces mayor. Me meto un gel y llamo a María, me había dejado el móvil con las zapas para dar aviso de cuando estuviese por Salou.

Carrera
Comienzo a correr, ritmo de 5'/km. Tengo mucho calor. El circuito consiste en 10,5 kms, 4 vueltas. Con una parte animada, por el paseo marítimo, y otra más durilla por las afueras de Salou. Con doble repecho puñetero, sol de justicia y únicamente los ánimos de los voluntarios.

Completo la primera vuelta, a un ritmo que considero asequible e intentando hidratar. Pero empiezan los problemas que ya estaba barruntando, en los avituallamientos todo lo que hay está caliente y no me entra nada. Sorbo que bebo, me da arcada. Especialito que es uno. Empiezo a notarme mal.

En el km 12 bebo coca-cola algo menos tibia y me arrean dos arcadas de las que se encoge el estómado pero sin echar nada. Me siento en una sombra e intento vomitar sin éxito. Medito la retirada durante unos cuantos minutos. Echo a andar, jodido. Hago de esta forma tan poco glamourosa unos 7 kms que me llevan un verano entero. Veo a Carlos, que también anda con jodiendas parecidas, y con Esteban, que mantiene un ritmo inaccesible a la mayoría. Un par de máquinas.
Al paso por meta veo a María y los niños. Me paro, con dolor de corazón tengo decidido retirarme, no tiene sentido estar paseando horas bajo el sol, deshidratado. No me aporta nada. Me ofrece María una botella de agua fresquita (sí, debería estar descalificado) y retomo mi paseo bebiendo a sorbos pequeños.

Me entra como entra en estos casos, una bendición. Sube el ánimo y vuelvo a trotar, vuelvo a creer en acabar. Voy muy dosificado, tirando en todo momento de cabeza (despacito, despacito...) y de huevos (no te pares, no te pares...). Combinación (cabeza+huevos) a veces bastante incompatible. Completo la tercera vuelta aceptablemente, veo de nuevo a María que me comenta que tengo hasta mejor cara y empiezo la última. Me llego hasta a emocionar, veo ya en el cazo mi 6º Ironman. Recibo otra botella de agua "bebestible" (descalificado ya para el 2013) y repito operación. Voy andando y bebiendo a sorbos, cuando la acabo retomo la carrera.

Sigo con mi trote hasta el km 38, poco antes del giro ubicado en "casa Dios". Momento en el que me tengo que agarrar a dos manos a una alambrada y echar una raba que no sale de las tripas, sale ya de los tuétanos... todo líquido. Tripas encogidas y una flojera tremebunda. A partir de ahí, ya no corro. Lo intento pero tengo la certeza de que si corro no llego, me noto mareado. Voy andando, y despacio. Los chicos del avituallamiento me recomiendan isotónico a sorbitos, pero me resulta imposible meter una gota sin que se me de otra arcada, no tolero nada.

Eternos 3 kms, me pasan hasta los más zombies. Llego ya a meta, me esperan los enanos, a los que hace una ilusión tremenda estas cosas. Les digo que no obliguen a correr, que voy jodido. Y a María que entre con nosotros en meta, cuando afloje el paso no voy a estar para nada. El momento cumbre, la entrada en meta en un Ironman, no lo disfruto. Pecado, pero es así como lo siento en ese momento.

Me pesan: 74 kilos frente a los 80.3 del peso inicial, más de 6 kilos. Me siento, bajo la cabeza y aviso a los sanitarios antes de que me pueda dar el bajonazo que veo venir. Me llevan a la carpa y tras ver niveles de azúcar y tensión, me enchufan suero. Al rato me empiezo a recuperar, es simple tema de hidratación. Como ocurre en estos casos, ves que lo tuyo no es lo peor. Un americano a mi izquierda tenía heridas en todo el cuerpo de una toña en bici. Otro tenía espasmos... en fin, el cuadro típico de estos saraos.

Recojo las cosas, y tiro para el camping, ya muy recuperado. De hecho, como muscularmente no he sufrido castigo, estoy mejor que en la mayoría de los IM que he hecho; cojones tiene la cosa. Ducha, un par de platos de sopa, algo de jamón, una cervecita por lidiar la insipidez del agua y a la piltra a dormirla. Como un gorrino, por cierto.

El lunes es día de recuperación; baños playeros, cerveza, arroces, siesta, paseo... siempre digo que para mí es el mejor día del año, aunque esta vez no tengo la sensación satisfactoria de otras. Sinceramente, en el acabar así no veo ni merito, ni disfrute ni hostias en vinagre. Sí, a base de huevos se llega, pero conseguirlo a base de penar de esta forma no tiene sentido. Así no, Marquitos. En fin, los años pares se me atragantan.

Ahora, a cuidarme la rodilla que está dando avisos desde hace unas semanas. Creo que tengo lo que tuve en la otra hace 4 años. El efecto "elevalunas", cuando se jode uno luego va el otro. Pues aquí está, la semana próxima me dan los resultado de la RM, a ver si vuelvo a rellenar un folio con cosas que acaban en "-patía".




Lo mejor como siempre en estos casos es volver a ver amigos y conocer nuevos, gracias Carlos y Esteban por vuestra compañía durante el fin de semana.

Saluti.

jueves, 17 de mayo de 2012

Extrememan de Salou 2012 (3 de junio).

Tras un invierno sin una sóla competición, vuelvo al redil con el Extrememan de Salou.

Relativamente bien en bici, flojo en la carrera a pie y con poquísima piscina, para variar. Me pilla algo verde pero el verano pinta mal como para otros planteamientos.

Este año ha sido distinto, más dedicaciones bajo techo de lo que hubiese querido, y más calentones en salidas dominicales en bici de lo habitual. El cambio de salir casi siempre sólo a hacerlo en grupeta tiene esas implicaciones. Si es mejor o peor, ni idea, pero me lo paso muy bien.

Me hago caquita.

miércoles, 27 de julio de 2011

Monegrosman 2011

Cuando me apunté al “I Monegrosman” aún no había decidido si iba o no al Altriman. Pero cayendo en la fecha y lugar que caía (lunes festivo en Madrid y a pocos kms de la casa de mi cuñada) , fue leerlo en algún foro y apuntarme en minutos. No me arrepiento. Triatlón de los que me gustan. Por buscar un parecido con otro que hubiese hecho antes, del estilo a Pálmaces.

Dias previos.

La semana tras el Altriman, tocobolo absoluto. A pesar de haber recuperado como nunca, consideré oportuno dar descanso a cuerpo, coco y prole. Así que semana casa-curro-casa sin esparcimientos vigoréxicos y fin de semana dedicado al 100% a los que no me ven el pelo en gran parte de los fines de semana pre-ironman. En la semana “monegrina”, una salida a correr de una horita y unos 45’ probando la cabra, colgada desde Klagenfurt junto a los chorizos, paellera y demás achiperres de tío gumias.

El viernes, tras salir de currar, rumbo a Lanaja. Cenorrio y salida de copichuelas, de las de a menos de 3 euros. No es lo más indicado para afrontar un triatlón durete, pero a éste iba (bueno, a casi todos) con muuuucho relajo competitivo. El sábado tocobolo piscinero trufado de cervecillas con visita a San Juan a recoger dorsal y echar un ojo al pantano: bonito pero chiquitín, para sacar los 1800 metros hay que hacer bastantes giros. Algo que no me gusta mucho por lo que me rompe el ritmo y porque asegura “reparto de caramelos”. Que no duelen pero fatigan. Cena a base de pizzas (pelín grasientas para mis tripas) en el Museo de la Barbie de Lanaja y a sobarla.
T0

Despertador a las 6.20, desayuno frugal y arreando a San Juan, donde llego prontito. Cafelito de charla con lugareños mientras abren la T2, donde dejo zapas y gorra. Luego a la T1, que está a unos 300 metros, a dejar bici y resto de ajuar.

Natación

Neopreno permitido. Dudo, no sé si lo que gano lo perderé luego en el cambio. Pero opto por cansarme menos, y me lo calzo. Descubro que tiene un roto de un palmo a la altura de la curva, me da que muere de ésta. La punto de salida es muy chiquitín, prácticamente se entra en el agua en fila de a 2, con lo que la salida se hace desde dentro del agua previa llamada en orden de dorsal y segmentando por federados, no federados y chicas. Por número de dorsal (142), soy de los últimos en entrar al agua. Entre la meada y colocarme gafas, cuando pegan el bocinazo estoy el último a 10 metros del penúltimo. Mejor, más tranquilo. Ni he puesto reloj ni ná, paso de andar con pensamientos de apretar o aflojar en función de un tiempo o unas pulsaciones. Contrariamente a lo que pensaba que iba a ser, la natación resulta bastante limpia. Son dos vueltas a una especie de estrella, con 4 giros en boya por vuelta. Sólo al final noto cierto apelotonamiento, por la derecha me voy masajeando con un compañero que resultó ser aguaverdiano, je je. “Macho, que me has metido 2 veces en los matorrales”, comentario cerveza en mano unas horas después. Salgo, según la clasificación, en 33’. Y 33 tragos de agua con fertilizante, je je, qué torpe soy respirando a la que hay olitas de 2 cm.
T1

Hay que subir una rampa hasta boxes. Rampa que a pesar de los esfuerzos realizados (vi a niños y mayores la tarde anterior echando el resto para dejar el camino lo más limpio posible) y de la moqueta, hacía pupita en los pinreles. Quitar neopreno, limpiar pieses, poner casco y a rodar.

Bici

Circuito de 24 kms al que se le dan 3 vueltas. Comienza en llano picando para abajo y con aire de culo; efecto Cancellara durante un ratillo. Al girar a la derecha unos kms después, ya toca una zona llana, con ligeros toboganes que me recordaban algún tramo de Lanzarote. Ahí sopla el aire de costado y cuesta superar los 30 km/h. Al llegar a Pallaruelo nueva curva a la derecha y comienza al tramo más jodido, en el que el viento y el repecho final hacen bajar la velocidad considerablemente. Al llegar a la cuestecilla veo que el cambio me va como el culo, lo había revisado el día antes pero no es lo mismo mover un 39x17 en llano que subiendo. Se me salta continuamente la cadena, hasta que meto el 23 y al menos no voy pegando acelerones en punto muerto. Tras coronar, nuevo giro a derechas y a volar, con terreno llano y aire favorable para acometer la 2ª vuelta. Esta y la 3ª las hago a igual velocidad que la 1ª, algo que considero buena señal. Al volver a subir el repecho, sabida la guerra que me da el cambio, voy con plato hasta que no puedo moverlo. Luego meto el 39x23, apenas 200 metros. Bici en cualquier caso disfrutona, en la que me encuentro bien, adelantando mucha gente y con sensaciones de poder dar otras 3 vueltas al mismo ritmo. 2.17’ en mi cuentakilómetros, 2.22’ oficiales; supongo que porque se habrán metido ahí las transiciones.

T2

Cambio rapidillo –para lo que es uno - en boxes. Están María, mis cuñados y los enanos animando, algo que este año no había catado y que de verdad alegra el momento.

Carrera a pie.

Comienzo a un ritmo muy conservador, la carrera transcurre en un 90% por caminos que en algún tramo tienen bastante piedra. Algún repechito corto y suave pero que con el aire de morros se atraganta un poco. Veo ya a gente andando. Aun no haciendo el calor que se temía, sí que se nota ya el solazo en cabeza y hombros. Llevo un ritmo cómodo que creo poder aguantar sin problemas, bien de fuerzas pero con esa sensación de no poder ir más deprisa. Milagros no hay, este año he corrido muy poco y muy despacio, luego lo normal es hacerlo en carrera como lo hago, a ritmo de pedo de burra. En la segunda vuelta voy algo más jodido, me empieza a zumbar el oído izquierdo, que es el chivato de que me falta líquido. Paro en los avituallamientos y me aprieto 2 vasos de agua cada vez, joder que malo soy con el calor. Todos los penitentes nos vamos cruzando continuamente, lo que da para entretenerse, compartir ánimos y ver el que te va a pasar en 5’ y a quien vas a pasar tú. A 7 kms del final me aprieto un gel, que no me van mucho, y la verdad es que me noto bastante mejor; sin tirar cohetes me da para apretar un poquito y llegar a meta con ganas y con muy buenas sensaciones. Entro con Alberto, mi enano, al que le mola cada vez más este tipo de saraos. 1.15’ oficiales, a 5’/km. Mi ritmo estándar a día de hoy. En el momento de entrar tengo sensación de ir de los últimos, luego en las clasificaciones veo que no he ido tan mal como pensaba.

http://www.triatlonaragon.org/filesClasificaciones/I%20MONEGROSMAN%20GENERAL.pdf


T3

Cacho de sandía, frutos secos y un par de cervezas mientras intercambiamos saludos, sobre todo entre compañeros de Aguaverde; algunos de ellos han hecho una carrera de mucho nivel. Recogida comodísima de bici y ropa, todo a escasos metros de meta, y zumbando a Lanaja a darme una ducha en condiciones y a echar el vermú. Como decía un amiguete, más a gusto que un arbusto.


martes, 12 de julio de 2011

Altriman 2011. El ladrillo

Fotos cortesía de Carlos Ramírez


Estado

Acabado.


Lo que todos buscan.

Lo que has tardado, je je. Búsquese al escribiente por los fondos clasificatorios, tras más de 17 horas y con un frontal coronando mi melón. Como nos decía Marcel Zamora a Carlos Ramírez y cía el día antes, "hace falta afición para salir sabiendo que vas a tardar tanto". Ya te digo. 1.16’ nadando, 10.06 en bici, 5.40’ “paseando”. Más 20’ entre T1 y T2.


¿Por qué el Altriman?
Por qué se apunta un tío poco dotado por la genética, con una disciplina y ortodoxia deportiva muy alejada de lo que se supone que debe llevar en la mochila un tío que hace estas cosas; tiempo escaso, jornada laboral larga...No sé, supongo que es una forma de evasión. Sí, como la de todos, evasión del día a día estabulado en un centro de trabajo o en un coche, etc etc. Pero también del crono, porque aunque casi todos presumimos de no competitivos, cuando llevas unos añitos y haces algo que ya has hecho antes, sí que vas ya con el run-run.


El caso es que unido a la expresión-respuesta-comodín ("porque me sale los guebos") el caso es que me el menda se apuntó al Altriman porque no le apetecía en ese momento hacer un IM de los "fáciles". Iba ya ir con el come come de "bajar de". Soy/somos asín y poco remedio habemos. Pero hay remedio: te apuntas a un Altriman y te dejas el reloj en casa. La decisión en firme la tomé el día que acabé la Marcha de los Puertos Míticos de Ávila, de +170 kms y +3300 metros de desnivel. La acabé entero y me animé. Por otro lado, la noticia de que iba a tener que ir sólo me chafó mucho. Estas cosas las disfruto uno mucho más si va con sus seres queridos. No me va el rollo "aquí te pillo aquí te mato", me gusta paladearlo, ver la zona, descansar... soy un puto turista ironmánico, no un triatleta.


Entrenamientos.
Sin ánimo de plañir mucho, decir que el entrenamiento ha sido como el habitual, anárquico y torpedeado por climatología, marrones y compromisos varios. Pero al menos pude sacar unas últimas semanas con horas de bici. Han sido las mismas horas que cuando entreno un IM normal, pero cambiando algo las dedicaciones: se mantienen las 0,000001 horas semanales de agua, se suben las de bici y se bajan las de correr. Salidas laaaaargas, marchas cicilistas durillas, viajes en bici....


"- Cariño, este fin de semana hemos quedado en pasarlo en el pueblo de Luismi"

"- No jodas, tengo que meter kms"

Solución, ir en bici; un Galapagar-Navacerrada-Turégano-Cantalejo-Aranda-Zazuar para soltar patas. Eso sí, el fin de semana engordaba; las chuletas y careta al sarmiento con el riego que lleva de serie y la sobremesa de 10 horas es lo que tienen.

El puente del Corpus lo coroné con tres salidas seguidas de 120+140+120 en las que acumulé 3 Morcueras, 2 Cotos, 1 Navacerrada y 1 Canencia.

Días previos.

Curro curro y curro. Hasta los mismos. Menos mal que toca tupper-wappering y toca aflojar. Recebo los kilos que tanto han costado limar. Limpio la bici como no lo he hecho nunca, petroleando hasta los pasadores de la cadena. Voy tan apurado que no tengo tiempo para acojonarme como debo.


El jueves salgo de casa. Con prisas, aconsejado por Carlos Ramírez, meto ropa como para rodar en la Antártida. Duermo en Huesca en casa de mis cuñados, previa cenorra pizzera acompañada generosamente con zumo de cebada.


El viernes, como viejo prostático que soy, echo mi meada de las 6 y enfilo para Puigcerdá, donde me espera Carlos para ir a Les Angles. La metrópoli. Estación invernal en verano, con la marcha que tiene todo lo francés. Cogemos hotel, comemos, intentamos sestear algo (yo anduve haciendo bolsas y preparándome las merendolas) y bajamos a por los dorsales.


Nos cruzamos con Marcel Zamora, un tío simpático a más no poder con el que liamos la hebra un rato largo. Un pedazo de campeón.


Mientras recojo el dorsal y luego en el hotel me dan dos apretones que me ponen las orejas de pico: el año pasado, que me encontraba bastante bien, fue mi cruz en Klagenfurt. Afortunadamente fue falsa alarma, supongo que nervios (aunque yo no encontraba nervioso, como las que van a parir por primera vez y no quieren epidural) o que alguno de los 4 quesos de la pizza llevaba evacuol.


Acudimos, yo por vez primera, a la Pasta Party. Decente para mi gusto, comida sana y suficiente en cantidad. Nos vamos a dormir a las 21:00. Obviamente, para un ibérico, que no se acuesta a esa hora desde el momento que se le sale un pelo en un huevo, lo de dormir es utópico. Vueltas, levantadas a mear, revisiones tipo "coño-no-sé-si-he-metido-el-frontal"... caigo a eso de las 00:00 zulú.


T0
Dos móviles sincronizados dando por culo a las 3.30' en un pueblo a 800 kms de mi casa. Momento para pensar que cojones hago ahí. Desayuno en la habitación, cutre salchichero. Meto zumo de cartón, membrillo, jamón, queso... se agradece el té cortesía del hotel. No consigo ir al baño. Cosa rara, el cuerpo humano.


A las 4.30, junto a unos compañeros con los que compartimos mesa el día anterior, pillamos el bus que nos baja a boxes. Noche cerrada, cierto acojone, fresquete...

En boxes terminamos de montar el pisito. Como la transición la tengo planteada como algo más que tranquilo, no me como mucho la bola, simplemente de que esté todo lo necesario. Consigo el primer objetivo del día (sí, plantar un huevo. La humanidad avanza a poquitos) y me pongo mi flamante Kynay sin mangas de 59 euros. Me unto de aceite, que me funciona bien como aislante, y por una senda para faquires - pies fríos, chinas agudas - vamos para la salida.

Natación
Salimos de noche. Tras un año sin ponerme el neopreno, me pasa lo de siempre al principio: me agobio y voy con la cabeza fuera, resoplando como si tiras un mastín a un pozo. Entre que somos 4 gatos y que al poco se hacer pie, la cosa es relajada. Voy con cierto resquemor porque he nadado 4 días en todo el año, pero pongo mi vertiginoso y estandarizado ritmo de crucero (2'/100m) y disfruto de una salida de sol pirenaica vista desde dentro de un embalse.


T1
Vuelta al mundo de los faquires: pies fríos, chinas agudas. Tardo más tiempo en limpiarme los pies que en todo lo demás.


Bici
Salgo sequito con coulotte, maillot abierto, manguitos y guantes. El día se adivina bueno. Y con móvil, le he prometido a la doña dar "minuto y resultado". Igual me equivoco en algún nombre u olvido algún puerto, pero intento hacer una secuencia esquemática del recorrido.

Col de Quillane. Nada más salir, haces una bajada de un par de kms para comezar a subir una chincheta de 4-5 kms a 4-5%. Casi se agradece para entrar en calor.




Col de Llosa. Tras una breve y fácil bajada, unos repechos cortos. Primera gota de sudor.
Descenso de Llosa. Bajada con poco luz, sinuosa, con mucha vegetación, gravilla y baches. Así, en frío, una putada. Un chaval de Aranda que me precedía se hace un recto en una curva, sin llegar la sangre al río. Me doy cuenta ya de que algunas bajadas van a cansar tanto como las subidas.

Col de Creu. Se llega a un valle encañonado que poco a poco empieza a empinarse. Son 18 kms de subida, pero realmente son unos pocos kms los que pican. Pero pican bien, hay algún repecho en el que ya hay que meter todo. Yo llevé un 36x27: envidié a los que llevaban triple o coronas de 32, compadecí a los que veías atrancados.


Se baja a Matemale y se transita por un terreno fácil – el único en todo el día – hasta poco antes de Mijanes, que la cosa se empina.


Col de Pailheres. A partir del avituallamiento de Mijanes, comienza el puerto. No engaña, hay un cartel al inicio que te dice lo que te espera. Pongo 36x25 y subo de pie prácticamente los 2 primeros kms. Siempre muy dosificado. El comienzo es más vulgar, pero a partir del 4º km de subida es sencillamente espectacular. Eso hace que su dureza pase inadvertida, disfruto de la subida como hacía tiempo. Bajada rapidilla y sin apenas transición, a por el siguiente puerto.




Col de Choula. Teóricamente más sencillo, a mí se me atraganta. Tiene buen firme, pero es de estos puertos con rectas largas que se atragantan. Empieza a hacer calor, me suena el móvil dos veces (mi cuñado me estaba intentando localizar para ver la carrera) y tengo que parar, qué malos son los teléfonos táctiles para operar con ellos con las manos guarras y bajo el sol.
El descenso es jodidillo, pero entre que ya hay callo y luz, es más llevadero. Se llega a una zona de tendencia descendente pero que de vez en cuando te obsequia con una encerrona en la que hay que poner todo, la sensación es de quedarse clavado.


Hasta aquí lo “fácil”. Tanto en el briefing, como a través de comentarios del propio Carlos Ramírez, queda claro que lo complicado empezaba ahora. Calor, porcentajes de doble dígito, cansancio acumulado…


Col de Garavel. Tras pasar por la cota más bajo del recorrido, se inicia un ascenso suave que poco a poco se va encabronando. Cae el sol con mala leche y los 3 kms anteriores a Roquefort se me atragantan especialmente. Los dígitos del cuentakilómetros son p’a escojonarse, levanto la cabeza y veo que eso no se acaba. Paso el peor rato de todo el día, pienso que aunque no me cuadran los kms ando ya por Carcanieres, que era “el coco” del recorrido. El francés que iba conmigo se baja de la bici y echa andar. Todo se acaba, a partir de Roquefort la cosa se suaviza y la pendiente es más amigable. En el avituallamiento pregunto de coña si lo que queda es llano y la chavala se escojona lo que puede y más. No sé cuantas botijas llevo ya en el cuerpo, pero todas me parecen pocas. En las fuentes meto cabeza con casco y todo, me echo botijas por cuello y espalda. Odio el calor y aquí lo había para regalar.

Col de Carcanieres. Tras un descenso en la onda de los anteriores, de los que no te dejan descansar precisamente, llega lo que en los anuncios de detergentes llamaban “la copa del abuelo”. Me avisa Jean Marc, un francés veterano con el que hice el recorrido casi a la par que son 3 kms muy duros. Subidón, pensaban que eran 4, je je. Voy tan mentalizado que al final no se me hace tan duro, voy con mejor ritmo y sensaciones que subiendo a Roquefort. Tras la parada de rigor en la fuente del pueblo, subimos el último repecho que ya hago haciendo eses de lado a lado.


Col de Hares. Tras un muy muy breve descenso, llega el último puerto, de unos 6 kms al 6%. Después de los anteriores parece una mariconada. Subo muy cómodo, con cadencia y pasando gente. Gente que luego me pasa toda a mí cuando me pongo de tertulia con mi doña. Se enteró de qué iba el recorrido y se encontraba a cientos de kms agobiada por si enviudaba, je je. Prometí correrlo con el móvil, cosas de globerete.


Ahora sí que sí. Bajada y por una zona de falsos llanos con algún leve tropezón más, se llega a Les Angles.

T2
Tardo un verano en ponerme de corredor, estiro canillas por que tras más de 10 horas de bici ando retranqueao.



Carrera a pie

Otra putada, pero el inicio es de lo más agradable. Un par de kms por bosque sombreado. Luego se cruza por la presa y al otro lado del embalse se suben las primeras cuestas hasta un giro de 180º. Bajada, vuelta al punto de partida y por caminos hasta Les Angles. Completo esos primeros 9-10 kms a un ritmo pausado, paro en todos los avituallamientos y no me encuentro mal del todo.

En Les Angles echo a andar, hay repechos de 809809% y tengo claro desde que me inscribí que eso el nene no lo iba a hacer corriendo. Alguno habría, que de tó hay en el mundo, pero yo no lo ví. Me cruzo con Carlos, que va como un cohete pleno de fuerza y motivación; nos damos un abrazo y le arreo, tiene patas para mejorar posiciones.

Tras cruzar el pueblo se sube un repecho como de 1 km al 10% (andando) y luego se baja al lago Balcere, un lugar idílico que en esos momentos no llegas a disfrutar. Por esta zona me encuentro bien y pillo un ritmo continuado y sostenible. La vuelta se hace dura, para un tío que bordea los 80 kilos las subidas son putas, pero las bajadas no lo son menos.

Se sale de Les Angles para repetir los kms iniciales.

A partir del 35, decido echar a andar. Estoy cansado, no quiero llegar muerto y lo de correr con un frontal con raíces y pedrolos en el suelo cuando ya estás con las patas fallonas no me pone demasiado. Me encuentro con mi cuñado, que me acompaña unos kms. Me da igual llegar el 50 que el 60, y a las 22:00 que las 23:00. Que por cierto era mi hora pensada y a la que llegué.


La meta es en un escenario, donde te hacen la foto de rigor que al rato de te dan en el diploma con los tiempos. Me abrazo a Carlos, que lleva horas de plantón, saludo a Jean Marc, el francés con el que he coincidido en el 80% del recorrido y tras un caldito vamos al hotel.


T3
Ducha rápida y a coger el coche para ir a boxes. Que qué pereza que da. Veo que hice bien en reservar algo de fuerzas porque no me imagino llegar al límite y tener que andar con trasteos. Nos juntamos con Carlos y nos apretamos unas cervecitas ganadas a pulso.


Siempre que haces algo crees que lo puedes haber hecho mejor, en este caso además no admite dudas. Eché de menos no haber hecho más kms a pie, no haber ido con menos kilos (que aquí se notan muchísimo) y no haber hecho lumbares. Porque de patas acabé bien, pero la espalda la tenía triturada. Son muchos kms subiendo a riñones como para no llevarlos bien “cubiertos”.


El día después, unos 800 kms de vuelta a casa. Tenía ganas inmensas de ver a la prole.

Siguiente estación: I Monegrosman.