Ayer, echando un ojo al Marca mientras removía el café, leí por encima una entrevista a Manuel Olmedo. Ya es curioso de por sí que un atleta ocupe la última página de un periódico deportivo, donde es más fácil ver a "Ingrid, deportista y voluptuosa cuñada de la portera del inmueble donde - no mucho ha - habitaba la suegra de la ex-mujer de Follinho, delantero suplente de Mollerusa".
El caso es que me llamó la atención una pregunta, en la que se mencionaba la media de veces que ríe un niño y las que ríe un adulto. 300 contra 15. Lo sabes pero no lo cuantificas. Y muchas me parecen esas 15, las mías van condensadas en esos momentos en los que ves como tus enanos sueltan una ráfaga de risas que forman parte de esas 300.
Me encanta la capacidad que tienen Lina Morgan y Fernando Esteso (los alias de mis vástagos cuando se ponen en modo payasete) para descojonarse durante largos ratos de cualquier gilipollez.
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2 comentarios:
Curioso dato. Una de las cosas que más noto con la edad es que me río cada vez menos, por eso intento rodearme de gente con la que me ría (y evitar a los que se toman todo muy, muy en serio ) las preocupaciones ya me las busco yo solo.
De lo de los críos además de las veces que se ríen llama la atención lo a gusto que lo hacen.
Salud.
Pues disfruta de esos ratos con los crios, mi mujer dice que cada edad que tienen, son un momento distinto, ninguno es igual, si te lo pierdes encontraras y viviras otros con ellos, pero ese momento que te has perdido ya no vuelve.
Un saludo
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