Es cierto, tenemos de todo, contamos con caprichos que antes eran impensables, la oferta es inmensa... pero tengo la sensación de que nos la han metido doblada. Antes un administrativo podía mantener a su familia, irse de vacaciones, su cochecito y salía de trabajar a su hora. Ahora, todos tenemos DVD, equipo de música, supertele (aunque yo sigo anclado a mi tubo de 21"), bicis, coches, etc... Ahora, aparte de que sin dos sueldos cuesta mucho vivir, el tiempo que se pasa fuera de casa, entre curro, trasporte, papeo, etc, es mucho mayor.
¿Hemos ido a peor? Yo creo que sí, aunque tampoco tengo elementos de juicio; como presuntamente adulto sólo he vivido un época.
En fin, al hilo de esto, el caso es que se acumulan las tareas necesarias pendientes de hacer, las no estrictamente necesarias pero que quieres hacer (ahí van los escaqueos), los compromisos que a veces si a veces no pueden apetecer, etc. Ante esta tesitura, menda, antiplanificador por naturaleza, se ha hecho una falsilla en la que ha plantado cumpleaños, visitas, compras, viajes, vacaciones... y entrenamientos. Simplemente por ver lo que se podría llegar a hacer en
condiciones óptimas. Enfermedades infantiles, adultas, visitas al pediatra, hostias en coche... no las tengo planificadas.
Ahora, a esperar que no haya grandes imprevistos. Determinación, hayla.
viernes, 16 de febrero de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario