viernes, 15 de junio de 2012

Extrememan Salou 2012. Acabado.

A gatas, pero acabado.

No me siento orgulloso ni satisfecho, una cosa es sufrir a lo largo del día - algo inevitable - y otra cosa arrastrarte desde el km 10 de la maratón sin poder meter nada al cuerpo.

Preparación.
Cambios en el entorno laboral han hecho que mis salidas en bici a mediodía hayan sido cercenadas de raíz y sustituidas por sesiones de spinning - alguna vez colectiva, las más en solitario - a primera hora de la mañana. Entre eso y salidas dominicales, he conseguido llegar a un estado de forma aceptable. Y con la rodilla jodida.

La carrera a pie ha estado lastrada por una rotura de fibras que me tuvo sin correr casi dos meses, no acababa de curarla bien. Hasta Semana Santa no pude correr, hacerlo con regularidad y más distancia ha sido una labor muy trabada. Muchas sensaciones intimidatorias a la que metía un poco ritmo, al final he hecho pocas tiradas largas y nula calidad. Una lástima, porque en otoño estaba reencontrando sensaciones ya olvidadas de correr ágil y disfrutando.

En natación, dupliqué dedicaciones respecto al 2011: he ido 4 veces a la pisci. En definitiva, mucho madrugón, mucho mal-comer y poco entrenamiento invisible. La proporción cerveza-isotónico debe andar por el 1:129102398209048249.

Días previos.
Tras un año en el que no bajaba de peso ni a tiros, en las últimas semanas me acerco a un 78 bastante majo. Hago la última salida en bici el domingo previo, salgo con la peña (GC Flandes, tan cabrones como yo si pudiera, je je) con la que me fustigo los domingos. Hago media ruta, por no cargar de más. Tras comida familiar en casa, salgo con mi cuñado a dar un rulo en BTT, en plan "Verano Azul" y me empieza a doler (¡llaneando!) de forma insistente y aguda la rodilla derecha, que ya me ha estado emitiendo avisos durante todo el año. La sensación inmediata es de desolación, el lunes aún me duele.

A base de hielo y Traumeel, y de reposo, voy mejorando hasta el punto de que ya no me duele nada. Pero el miedo me lo mete en el cuerpo.

Preparación de la logística, sencilla en este caso, y el viernes salimos zumabando para Salou. Alojamiento en el Camping - un acierto, a metros de boxes y tranquilo - cena en familia junto a Carlos Ramírez, y a dormir.

El sábado previo, entre recogida de dorsal, baños en la playa, cervecitas con paella en buena compañía, y check-in de la bici, se pasa rápido y placenteramente. Tenemos ocasión de conocer en persona a Esteban, alias Bulder; un auténtico placer tener ocasión. A destacar las facilidades de maniobra en este triatlón, todo resulta sencillo y rápido. Algo que yo valoro, se me hacen muy pesados los IM's en los que para cualquier tontería hay que hacer una cola de media hora.



Tras cena ligera (comimos como animales), a las 11 a la piltra. A descansar lo más posible, los días anteriores he dormido poco y mal.

Día D.
Me había puesto el despertador a las 4.40, cosas buenas de dormir a 3 manzanas de la salida. A las 3.30 ya estoy en pie echando una meadita, quedo en duermevela hasta cerca de las 4.30. Desayuno, voy al baño, etc. Me sobra tiempo, tanto aquí como en boxes. Siempre me pasa lo mismo, voy con la paranoia de no tener tiempo de hacer todo y al final me sobran unas horas que se me hacen laaaaaaaaaaargas de cojones.

Natación




A las 6.30' salimos desde la playa de Salou. Sensación agradable de estar entre amigos, me despido de Carlos y Esteban y de algún conocido suyo más para, tras una serie de cañonazos meternos en el agua. Noto que he perdido la emoción que antes me embargaba en momentos así. No sé si es que estoy encontrando en esto una rutina vital más, esto da ya para una reflexión que ahora no viene al caso. Como siempre, dado que no uso el neopreno ni dos veces al año, me noto rarísimo e hiperventilado. En la primera boya, demasiado cerca de la salida para mi gusto, hay un atasco que me agobia un poco. Se solventa bien y a partir de ahí se nada bastante tranquilo.

Se me hace un poco larga, cosa lógica teniendo en cuenta que cada vez me mojo menos. Cuando salgo miro el reloj (no había puesto el crono) veo que son las 7.31'. Sí, es más corta, aquí el menda no nada todo eso en poco más de una hora ni de con lo que toman los del Sky.



T1
Muy cómoda, bolsas y carpa están a un metro; se hace rápida aun siendo un torpón como yo. Lo que más tiempo lleva es limpiarse bien lo pinreles.

Bici
Finalmente con la de carretera. Casi un cara o cruz, hubo muchos momentos en los que pensé llevar cabra. De hecho, una vez acabado, sigo dudando. Salgo bajo lluvia y cielo muy negro. No me importa rodar con lluvia cuando no hace frío, si bien dificulta las bajadas. Y me ensucia la bici para meses, mis limpiezas son semestrales.

Los primeros kilómetros son prácticamente llanos; se sube algo pero de forma casi imperceptible. A partir del km 30 empieza lo realmente bonito. El puerto de La Mussara es de los que los cotrocos como yo suben aceptablemente; es un ascenso continuado de 10 kms en torno a un 6-7%. Bonito de verdad, por vistas, por vegetación, por sus curvas de herradura... sin calentarme no hago más que pasar gente; más que por mi nivelazo en bici por lo contrario nadando.

En las subidas voy más tiempo de pie que lo que es habitual en mí, la rodilla molesta - sin llegar a doler - y noto que así lo hace menos si voy sentado. Los siguientes kilómetros alternan bajadas y llanos en el altiplano que hay al coronar. Se desciende ya definitivamente para entrar en una zona rompepiernas realmente bonita.

Se puede rodar aceptablemente rápido. Cada poco hay una subida algo más larga, pero que siguen la tónica general. Pican pero no matan, los porcentajes nunca son excesivos. Hacia el 140 se llega a la subida a Gratallops, que era el coco. En ésta si hay porcentajes mayores, pero es corto y se puede subir sin sufrir demasiado. Mejor que luego los repechos de carretera general, de éstos que en coche pasas a 120 km/h y en bici no sabes muy bien que marcha poner.

El último obstáculo es Coll-Roig, tachuela también preciosa y con suaves procentajes pero que a estas alturas ya se agarran a alguno. Descenso sencillo y disfrutón para llegar a la parte más anodina, los últimos 25-30 kms hasta Salou. Rectas de carretera general con aire soplando, en función del giro tomado ayudaba o no.




A falta de unos 10 kms se me mete un bicho en el casco. Instintivamente meto la mano entre los huecos y me arrea un picotazo que bien me jode. Soy alérgico a las avispas y abejas, con lo que me temo que se me ponga como una morcilla. Me quito el casco en marcha para soltar al inquilino sin recordar que llevaba ahí las gafas, que se me caen y quedan atrás cuando iba a más de 40 km/h. Toca parar e intentar recogerlas, a poco me las machacan un par de coches. Retomo pedaleo cagándome en todo y ya soltando patas. Llego bastante entero pero con sed, el viento es calentorro.

T2
Tranquila, el dedo me jode pero menos de lo habitual, cuando me han picado en un brazo o pierna la hinchazón es 10 veces mayor. Me meto un gel y llamo a María, me había dejado el móvil con las zapas para dar aviso de cuando estuviese por Salou.

Carrera
Comienzo a correr, ritmo de 5'/km. Tengo mucho calor. El circuito consiste en 10,5 kms, 4 vueltas. Con una parte animada, por el paseo marítimo, y otra más durilla por las afueras de Salou. Con doble repecho puñetero, sol de justicia y únicamente los ánimos de los voluntarios.

Completo la primera vuelta, a un ritmo que considero asequible e intentando hidratar. Pero empiezan los problemas que ya estaba barruntando, en los avituallamientos todo lo que hay está caliente y no me entra nada. Sorbo que bebo, me da arcada. Especialito que es uno. Empiezo a notarme mal.

En el km 12 bebo coca-cola algo menos tibia y me arrean dos arcadas de las que se encoge el estómado pero sin echar nada. Me siento en una sombra e intento vomitar sin éxito. Medito la retirada durante unos cuantos minutos. Echo a andar, jodido. Hago de esta forma tan poco glamourosa unos 7 kms que me llevan un verano entero. Veo a Carlos, que también anda con jodiendas parecidas, y con Esteban, que mantiene un ritmo inaccesible a la mayoría. Un par de máquinas.
Al paso por meta veo a María y los niños. Me paro, con dolor de corazón tengo decidido retirarme, no tiene sentido estar paseando horas bajo el sol, deshidratado. No me aporta nada. Me ofrece María una botella de agua fresquita (sí, debería estar descalificado) y retomo mi paseo bebiendo a sorbos pequeños.

Me entra como entra en estos casos, una bendición. Sube el ánimo y vuelvo a trotar, vuelvo a creer en acabar. Voy muy dosificado, tirando en todo momento de cabeza (despacito, despacito...) y de huevos (no te pares, no te pares...). Combinación (cabeza+huevos) a veces bastante incompatible. Completo la tercera vuelta aceptablemente, veo de nuevo a María que me comenta que tengo hasta mejor cara y empiezo la última. Me llego hasta a emocionar, veo ya en el cazo mi 6º Ironman. Recibo otra botella de agua "bebestible" (descalificado ya para el 2013) y repito operación. Voy andando y bebiendo a sorbos, cuando la acabo retomo la carrera.

Sigo con mi trote hasta el km 38, poco antes del giro ubicado en "casa Dios". Momento en el que me tengo que agarrar a dos manos a una alambrada y echar una raba que no sale de las tripas, sale ya de los tuétanos... todo líquido. Tripas encogidas y una flojera tremebunda. A partir de ahí, ya no corro. Lo intento pero tengo la certeza de que si corro no llego, me noto mareado. Voy andando, y despacio. Los chicos del avituallamiento me recomiendan isotónico a sorbitos, pero me resulta imposible meter una gota sin que se me de otra arcada, no tolero nada.

Eternos 3 kms, me pasan hasta los más zombies. Llego ya a meta, me esperan los enanos, a los que hace una ilusión tremenda estas cosas. Les digo que no obliguen a correr, que voy jodido. Y a María que entre con nosotros en meta, cuando afloje el paso no voy a estar para nada. El momento cumbre, la entrada en meta en un Ironman, no lo disfruto. Pecado, pero es así como lo siento en ese momento.

Me pesan: 74 kilos frente a los 80.3 del peso inicial, más de 6 kilos. Me siento, bajo la cabeza y aviso a los sanitarios antes de que me pueda dar el bajonazo que veo venir. Me llevan a la carpa y tras ver niveles de azúcar y tensión, me enchufan suero. Al rato me empiezo a recuperar, es simple tema de hidratación. Como ocurre en estos casos, ves que lo tuyo no es lo peor. Un americano a mi izquierda tenía heridas en todo el cuerpo de una toña en bici. Otro tenía espasmos... en fin, el cuadro típico de estos saraos.

Recojo las cosas, y tiro para el camping, ya muy recuperado. De hecho, como muscularmente no he sufrido castigo, estoy mejor que en la mayoría de los IM que he hecho; cojones tiene la cosa. Ducha, un par de platos de sopa, algo de jamón, una cervecita por lidiar la insipidez del agua y a la piltra a dormirla. Como un gorrino, por cierto.

El lunes es día de recuperación; baños playeros, cerveza, arroces, siesta, paseo... siempre digo que para mí es el mejor día del año, aunque esta vez no tengo la sensación satisfactoria de otras. Sinceramente, en el acabar así no veo ni merito, ni disfrute ni hostias en vinagre. Sí, a base de huevos se llega, pero conseguirlo a base de penar de esta forma no tiene sentido. Así no, Marquitos. En fin, los años pares se me atragantan.

Ahora, a cuidarme la rodilla que está dando avisos desde hace unas semanas. Creo que tengo lo que tuve en la otra hace 4 años. El efecto "elevalunas", cuando se jode uno luego va el otro. Pues aquí está, la semana próxima me dan los resultado de la RM, a ver si vuelvo a rellenar un folio con cosas que acaban en "-patía".




Lo mejor como siempre en estos casos es volver a ver amigos y conocer nuevos, gracias Carlos y Esteban por vuestra compañía durante el fin de semana.

Saluti.

3 comentarios:

davidiego dijo...

Enhorabuena y a seguir doblando números el año que viene!

Sergio dijo...

Enhorabuena tío.

Un abrazo

el chulo dijo...

felicidades, chulo.
yo creo que si que es para que estés contento.
Cuidate esa rodilla !