Qué gustito da cuando se cambia un poco de aires, cuando se deja de pensar en el curro y en las mil tareas que tienes pendiente en casa. Cuando disfrutas de familia y amigos y tu preocupación máxima (aparte de las correspondientes a los enanos) es que no se vacíe el vasito con la cerveza, merecida tras una palicilla, y degustada mirando al mar. Y que la nube no se ponga delante de ese solecillo de invierno tan de agradecer.
Asturias en diciembre. Con retardo, pero pa dar envidia nomás :-)
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1 comentario:
Jeje, ese si que es un buen entreno maca. Así da gusto.
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