La semana del frío.

Mucho miedo habían metido, pero lo cierto es que en la Comunidad de Madrid no ha hecho una climatología excesivamente dura. Todas las mañanas mirando a ver si había dos palmos de nieve y quedarme en casa "teletrabajando" y ná de ná. ¿Frío? Pues lo normal o menos, estamos en enero. Desde luego no ha sido la excusa para mi "tocobolo", se empezó la semana con propósito de descanso y al final se me ido la mano y la parada se ha estirado. Los últimos 7 días se saldan con ¡2! sesiones. 1 trote de 13 kms al tran-tran, ritmo palique, y 1 salida en bici el sábado.

Eso sí, al menos con la bici hubo tute: aire, frío, hielo en alguna curva en umbría... pero lo peor es pasar por estos pueblos de la sierra de Madrid que a mediodía huelen todos a carnaza. Nunca estamos contentos, cuando voy de tripeo con la cuadrilla, si veo un ciclista o un tío corriendo, me da cierta envidia. Y ahora al revés. Soy un eterno instisfecho, je je. Al final, salió un rulillo serrano interesante: Galapagar, Miraflores, Comenar, Cerceda, Galapagar, Escorial, Guadarrama y Galapagar; unos 125 kms, muchos de ellos con el aire en los morros. Acoplado con plato pequeño, que se me hace rarísimo. En cuanto a sensaciones... mucho cansancio, más que de fuerzas, de postura y de tener ganas de dormir.

Por lo demás, se empieza a ver la luz. El coche, salvado por los pelos del siniestro (no tener airbags abarata el arreglo), me lo darán esta semana. María y los peques enanos andan mejor, aunque con mi señora esposa me podría hacer un llaverito, en 44 kilillos anda. Pesa más la niña.